En el marco de la 18ª Reunión Regional Americana de la OIT que se desarrolló durante la semana pasada en Lima, se realizó en sesión plenaria, el segundo diálogo: “Camino a la equidad: de la informalidad a la formalidad”. El tema fue presentado por tres panelistas y se registraron 18 intervenciones inscriptas con anterioridad.
En la visión de los empleadores, se caracterizó la informalidad como “competencia desleal” y la propuesta de “modernizar” la legislación laboral priorizando “mantener el empleo”. En cambio, desde la visión de los trabajadores, se subrayó la presencia de empleo precarizado no sólo en pequeñas unidades económicas sino también en grandes empresas y el encadenamiento productivo por el que las de mayor tamaño derivan sus requerimientos de producción a pequeños establecimientos informales.
Se repasaron distintas estrategias de incentivos y sanciones y se puso como ejemplo de experiencia exitosa en el combate a la precariedad, la de Uruguay. Durante la discusión se aclaró que no fue por el camino de la desregulación que se obtuvo este resultado.
También se expresó que están en juego derechos humanos y laborales y que los trabajadores no tenemos por qué pagar la factura de las políticas neoliberales. Sobre el rol del Estado como empleador, se estableció que debe cumplir, al igual que el sector privado, con la normativa laboral.
Cynthia Pok, Secretaria de Formación de la CTA, valoró la Reunión por la diversidad de voces que se expresaban, pero consideró llamativo que aunque se mencionaran los temas, se pusiera poco énfasis en ciertas relaciones: entre la acción de las grandes empresas formales y la generación y persistencia de la informalidad en unidades pequeñas, como si fueran hechos independientes entre sí; entre el papel de las transnacionales y la depredación, y las condiciones de vida de los trabajadores precarizados; y entre el reconocimiento de la informalidad y la precariedad sólo como objeto de diálogo y gestión, omitiendo las luchas llevadas a cabo por sus protagonistas para combatirlas e instalarlas así como la problemática central de la etapa.
Sin ir más lejos, las Centrales de trabajadores de Perú llevaban a cabo, el mismo día, una Jornada de Lucha, con movilización al lugar donde sesionaba la OIT, en rechazo a la política laboral del gobierno. También se abarcaba la defensa de bienes comunes, en oposición a la privatización del agua y otras demandas.
La delegación de la CTA; integrada por Fito Aguirre, Rubén Garrido, Horacio Meguira, Julio Fuentes, Cynthia Pok, Hugo Blasco, Matías Cremonte y Ulises Gorini; junto con otros representantes de organizaciones sindicales presentes en la Reunión, participó de la movilización. La misma culminó con la entrevista de los dirigentes locales, acompañados por el Secretario General de la CSA, con el Director General de la OIT.
Asimismo, en la mañana, en la reunión del Grupo de los Trabajadores, se había recibido la denuncia de la Comunidad Nativa Alto Tamaya-Saweto sobre desalojos de sus territorios ancestrales, asesinatos de miembros de la comunidad por parte de madereros depredadores, y reclamo de títulos de propiedad colectiva. Se decidió acompañar el reclamo y las entrevistas con las autoridades.
Este marco de confrontación no es ajeno a lo que sucede en todos los países representados en la Reunión y refuerza la necesidad de ratificar los lineamientos planteados por la CTA en los debates: la defensa del derecho a la libertad sindical, a la negociación colectiva, a la huelga y a la movilización, y el fin de la criminalización de la protesta.