En una entrevista realizada durante la última edición del programa radial ‘Entre Todos y Todas’ , que lleva adelante la Secretaria de Prensa de ATE Córdoba, el especialista en temas internacionales e integrante del Departametno Internacional de la CTA Autónoma, Mariano Vazquez, dio un pantallazo sobre la situación de Brasil tras los ataques del presidente Jair Bolsonaro a la Corte Suprema de ese país y los amagues de autogolpe de Estado.
Consultado sobre el particular, Vazquez confirmó que en el país vecino “sucede una situación de tipo de ‘aprestos golpistas’ por parte de Bolsonaro e incluso de autogolpe. Desde hace varios meses Brasil -que está sumido en una crisis sanitaria por el Covid y en una crisis económica muy fuerte- sufre una crisis de gobernabilidad que llevó a Bolsonaro al autoritarismo, a través de su nostalgia permanente por las dictaduras y los golpes de Estado, poniendo un manto de duda sobre las próximas elecciones, la fiabilidad del sistema electoral, plantear incluso la suspensión de la elección por no ser transparente”.
Vazquez describió la sitaución brasilera como tensa porque las actitudes del presidente lo llevaron “a pelearse con el establishment político y con la Corte Suprema, mostrando un escenario muy preocupante, insinuando que hay que asaltar el Congreso, la propia Corte Suprema y ejercer violencia contra magistrados. Un clima muy enrarecido que se produce en una fecha especial, como es el ‘Grito de los excluidos’, día patrio en Brasil los 7 de septiembre”.
“Bolsonaro realizó dos actos multitudinarios, uno en Brasilia y otro en San Paulo. A su vez hubo otros actos multitudinarios de los sectores populares pidiendo la salida de Bolsonaro o un impichment por el desastre de su presidencia. Por la posición que tiene Brasil en la región y en el mundo, así como por los golpes de Estado sucedidos en varios países, el más reciente el Bolivia, resulta preocupante este avance de la ultra derecha”, analizó el especialista.
–El principal candidato para sucederlo es Lula Da Silva, en el marco de las tensiones entre EEUU y China en la región, deja a Brasil en una situación geopolítica complicada.
-Si. Lula fue eximido de las acusaciones por las que terminó en la cárcel y excluido de competir en 2018, y hoy encabeza todas las encuestas. Está haciendo una fuerte campaña por todo el país pero falta mucho aún porque las elecciones, que son en octubre de 2022. Hay un escenario donde puede verse una disputa muy clara entre dos modelos geopolíticos: por un lado, Bolsonaro con relaciones muy fuerte con Donald Trump, y obviamente con Israel, todo ese sector apoyado en la ultraderecha, frente a un líder obrero como el Lula, un líder político que fue dos veces presidente de la república, además fue el que llevó a Brasil a un sitial destacadísimo en el concierto internacional.
–¿Cómo sigue esto?
-Hay mucha preocupación grande porque Bolsonaro es un exponente de una facción militar que es autoritaria, misógina, racista, que plantea cuestiones de un neofacismo alarmante, como que en Brasil tienen que morir 30 mil personas para salir adelante, que Lula y el PT son el comunismo; vive reivindicando la dictadura militar con una presencia de la Casa Militar en el Gobierno Federal muy marcada. Algunos estudios muestran como la democracia se va debilitando y se difuminan los roles entre la sociedad civil y la sociedad de los militares, que tienen a su cargo nueve de los 22 ministerios.
Además, Bolsonaro es un ex militar, su vicepresidente Hamilton Mourão es un general retirado. Y más de 6 mil militares ocupan cargos en la estructura del Estado. La militarización de la vida democrática se añade un Bolsonaro que agita permanentemente a ‘mi ejército’, como lo llama. Utiliza su canal de youtube para decir cosas que lo hace en los canales oficiales. Los ataques las instituciones son los más graves desde el retorno de la democracia en 1985.
A uno de los jueces de la Corte, como Alexander de Moraes le dijo ‘ya te va a llegar la hora’, a Luis Roberto Barroso, presidente del Superior Tribunal Electoral, lo llamó ‘hijo de puta’, cuando cuestionó el método electoral que lo hizo ser electo seis veces como diputado y finalmente como Presidente. Vemos una situación de un aumento constante de las amenazas, los insultos y la tensión por parte de Bolsonaro y esto genera un escenario muy preocupante. No es antojadizo ni un acto de arrojo decir existe muy certeramente la posibilidad de un golpe o autogolpe.
–Con los antecedentes de estas derechas reaccionarias que quieren desestabilizar los regímenes democráticos, como sucede en Brasil, como pasó en Bolivia e incluso en Centroamérica, cómo ves que están reaccionando los sectores populares. Sobre todo, atento que las democracias tampoco han podido dar respuestas a los pueblos, en Brasil el extractivismo creció mucho durante el gobierno progresista.
-Para mí el margen de maniobra es corto porque las democracias se restringieron mucho y lo que aparece es esta ultraderecha que hace desaparecer al centro político. Sucede con la irrupción de Trump, después de Bolsonaro, pero también con Vox en España y de otras formaciones ultraderehistas en Hungría y Polonia, pasando por Grecia y hasta Suecia o los Países Bajos. Hay una presencia de formaciones incluso abiertamente neonazis, como Amanecer Dorado en Grecia, que lograron que el debate político se corra y que los sectores populares, progresistas, de izquierda o como queramos llamarlos estén en una posición a la defensiva, no pudiendo avanzar sobre otras conquistas o derechos progresivos.
Esto se suma a su vez al rol lamentable de blanqueamiento que ejercen los medios masivos de comunicación. Cuando alguna gente se pregunta por un fenómeno como el de Milei hay que recordar que los medios se la pasaron llevándolo constantemente porque era disruptivo y generaba algún pico de rating.
Las encuestas del Latinobarómetro nos muestran año a año que la gente cree cada vez menos en la democracia. Esa conjunción de medios + ultraderecha + poder judicial (en alianza con poderes políticos) + los poderes económicos tradicionales (que crecieron en ganancias exponencialmente en la pandemia) nos muestra un escenario donde se plantean discusiones que hace tiempo se habían superado.
Cuando en Argentina ponen en duda el Terrorismo de Estado, con los medios de comunicación blanqueando sus crímenes de odio, nos obligan a llevar a una unidad de acción y de masividad en nuestra acción política y el enfrentamiento a estos sectores.
Los sectores democráticos tienen la obligación de darle contenido a las democracias porque hay regímenes con 50 años de democracia ininterrumpida donde la pobreza no para de subir.
Es así. La revista Science sacó un informe sobre las falsas noticias y plantea que tienen una escalada de reproducción de 1000 a 100 mil personas y las verdaderas tienen un máximo de 1000 personas. El terreno donde trabaja la ultraderecha es fértil, a partir del exitismo, de los eufemismos, de las emociones, con la exaltación y la mentira.
Como ejemplo está la persecución que sufrió Pablo Iglesias en España, que terminó dejando su cargo político; se logró dar un golpe de Estado en Bolivia con el argumento de un fraude que no existió y eso lo propició como motor principal la OEA, una institución supranacional que terminó siendo funcional, o partícipe, de un golpe de Estado.
La situación requiere de otras formas de empezar a pensar esta realidad, porque a cuánto estamos que terminen gobernando conjuntamente el Partido Popular y Vox, reeditando la estructura política del franquismo. Muy poco.