El discurso oficial del Gobierno Provincial, de hace varios meses a esta fecha, sostiene que “en Córdoba sobran camas”, que “los trabajadores tienen salarios por encima de los 90 mil pesos”, que “se contrataría nuevo personal para enfrentar la segunda ola”, etc. En lugar de ello, quienes hoy trabajan en Hospitales provinciales se encuentran sobrecargados, gran parte de ellos y ellas cobrando salarios de entre 36 y 55 mil pesos -en el caso que posean antigüedad-, con despedidos/as que, a pesar de los reclamos, no han sido reincorporados; con traslados compulsivos -como los de residentes de esta semana, que finalmente el Gobierno dio marcha atrás ante la masiva ola de protestas que desató-; con faltante de camas, colchones, instrumental y demás insumos básicos para la atención de la población con COVID y otras patologías; con personal debiendo atender a pacientes en los pasillo porque no hay habitaciones disponibles -llegando a tener que realizar maniobras de reanimación y lamentar un deceso en estas condiciones, como sucedió en un Hospital de la capital cordobesa, esta semana-, etc.
Ante esta situación, Yamila Sierra, enfermera de la Unidad de Terapia Intensiva Coronaria (UCCO) del Hospital de Niños de Córdoba y delegada de ATE, fue entrevistada esta mañana en el programa “Nada de otro Mundo” que conduce Cristian Maldonado por la FM 102.3 de Córdoba Capital. En la nota, Sierra describió la crítica situación del nosocomio: el vaciamiento institucional, la falta de personal, insumos y hasta colchones; las trabajadoras y trabajadores exhaustos, algunos sin vacaciones desde 2019, que aguardan, además de la incorporación de más personal con quien realizar la infinidad de tareas que exige la atención de la salud en el establecimiento, la reincorporación de las 3 personas de enfermería de terapia que fueron despedidas en Semana Santa, cuando el caos de la segunda ola de contagios se avecinaba de manera inexorable; Sierra también habla de la convocatoria a personal con comorbilidades, del maltrato que experimentan las trabajadoras y trabajadores de la salud en todos los establecimientos de la Provincia, desde la experiencia particular del Hospital de Niños de Córdoba, entre otros temas.
– Cristian Maldonado (CM): Cuéntenos cómo viven estas horas ustedes…
– Yamila Sierra (YS): Durante este año ha habido un incremento importante de pacientes con otras patologías distintas a COVID-19, además del aumento del que estamos todos y todas anoticiadas con respecto a la atención e internaciones por coronavirus tanto de nuestros pacientes como de quienes componen su grupo familiar. Hoy tenemos una terapia intensiva con 14 camas, con personas con patologías no necesariamente COVID: respiratorias, en atención por un post-quirúrgico inmediato, con ventilación mecánica en buena parte de los casos. Es muy preocupante porque la infraestructura del Hospital de Niños no permite un adecuado distanciamiento para que haya tantos pacientes, la circulación desregulada de padres y madres y la falta de personal.
– CM: Cuando esto comenzó decían que los niños y niñas no se contagiaban. ¿Qué ven ustedes?
– Incluso nos dijeron que no iba a ser tan fuerte, que en el caso de adquirir la enfermedad no tendríamos pacientes pediátricos críticos: sin embargo hoy observamos que, tras pasar la enfermedad de manera no tan grave, luego vienen complicaciones que exigen internación. Hay un sector que es la “pastilla 500” que se hizo hace un año y cuatro meses atrás, cuando comenzó todo esto, que había sido organizada para hacer la recepción de pacientes que venían con COVID positivo o con sospecha de ello. Hoy esa unidad está “desmantelada” en lo que se refiere al personal de enfermería. Anoche teníamos ya 10 pacientes leves y uno crítico con una carga de enfermeras que en ningún momento superó las 4 personas por turno, siendo varias veces ese número inferior a ello. Eso es muy preocupante ya que no podemos atender una demanda tan elevada de ese tipo de pacientes, por el tiempo y los cuidados que debemos proporcionar a estas personas: desde cuestiones de cómo nos vestimos antes y después de realizar cada atención para no contagiarnos ni servir de vector de contagio a otros pacientes críticos; donde cómo nos relacionamos con padres que son también COVID positivos.
Por otro lado, hoy en guardia estamos recibiendo una demanda total altísima de entre 150 y 200 pacientes diarios muchos de ellos con patologías febriles que son derivados a la carpa ubicada afuera donde se mezclan febriles con y sin coronavirus; los restantes pacientes son cirugías programadas, urgencias que arriban al Hospital de Niños, entre otros.
Y ante esta realidad compleja, no tenemos camas, y no solo eso, no tenemos siquiera colchones, ropa de cama. Este fin de semana largo quisieron abrir un sector más por la crítica situación: pero no solamente no hay personal de enfermería, no hay colchones, como dijimos. Hay un lugar que es un lavadero donde hay una persona sola trabajando tipo esclavo desde 2019, sin vacaciones, con colchones que ya no pueden ser reutilizados amontonados para ser quemados. A él le han dicho que comprarán “un par de colchones” y ello es preocupante. Quieren abrir lugares donde no hay siquiera aparatos requeribles de primera necesidad, como un saturómetro. Y esta es una realidad que nos está pasando a todos los Hospitales, donde no nos están cuidando ni a nosotros ni a la población.
– CM: Sabemos que la situación es grave, aunque nos venían diciendo que “Córdoba era distinto”…
– El año pasado pensábamos que nada más podía pasarnos… y este año lamentablemente vemos que la situación empeora. Por ejemplo, convocaron nuevamente a trabajar a dispensados y dispensadas que son aquellas personas con patologías de base y que, en el caso de un contagio con COVID, su salud se vería seriamente comprometida. Y para completar lo inentendible, del Ministerio bajan algo así como un “protocolo” donde nos dicen que todos los agentes de salud que estemos vacunados tenemos que asistir a trabajar aunque tengamos convivientes que sean COVID positivos. Esto es algo extremadamente preocupante, pretenden que estemos trabajando utilizando 8 horas seguidas los Elementos de Protección Personal (EPP), sin sacarnos nada: no podemos comer, tenemos que tener todo el tiempo distanciamiento con nuestras colegas y con los pacientes, como si tal cosa fuera posible a la hora de una atención y valoración de enfermería y a la hora de la inexistencia de lugares comunes amplios, ventilados; ¿cómo hacemos además para cumplirlos a la hora de ir al baño, si hay un solo baño? Hay cosas inentendibles. Ya sabemos que no nos cuidan a nosotros y nosotras, y eso no es nuevo, es de años, pero a la sociedad tampoco. Más del 70 por ciento de quienes trabajamos en salud venimos en transporte público, en colectivos hacinados, sin todos los EPP y así llegamos a trabajar.
Y esto lo hemos venido denunciando desde ATE todo el año pasado: la falta de material, que los barbijos provistos eran simples “tapabocas”. Esta semana hubo faltante -no en las salas COVID, pero si en otras salas- de guantes, comenzaron a faltar batas. Y hay patologías que requieren que nos pongamos batas para no contagiar a otras pacientes ya que tenemos 3 o 4 por enfermera en terapia intensiva y en salas comunes, dos enfermeras para atender a 32 pacientes en una pastilla.
Las cosas no son como se dicen. Ayer escuchaba al Ministro decir que nos paga la movilidad para venir con el paro de transporte: le digo a la población que no es así, que nadie nos va a buscar y si presentamos un ticket de remise o taxi lo cobramos recién de acá a dos meses. También dijeron que tenemos sueldos de 98 mil pesos: de básico tenemos 36 mil pesos y, con mucha fuerza y tras 25 años de trabajo, tal vez si lleguemos a los 55 mil pesos, cifra muy por debajo de la canasta básica. Hay muchas cosas que no se dicen, que después salen a desmentir, a implementar todo el maltrato. Pero imaginemos que nuestras compañeras están haciendo 16 horas trabajando en una terapia intensiva, en un sector de COVID positivo. Esa es la realidad del Hospital de Niños y de muchos otros Hospitales de la Provincia con los que venimos intercambiando.