La conducción de ATE que participó ayer de la primera reunión paritaria, convocada por el Gobierno Nacional, rechazó la oferta recibida -15% a cobrar en cuatro tramos- por ser absolutamente lejana de las aspiraciones de las y los trabajadores estatales, cuyos salarios perdieron poder de compra de manera brutal durante el macrismo y todavía no han recibido ninguna recomposición en el corriente año, al margen de los escasos 4 mil pesos otorgados a los trabajadores esenciales por la pandemia, que son solo una parte del plantel total de las y los estatales.
Repasemos: la canasta familiar para un Hogar constituido por una pareja de 35 años con dos hijas/os (de 6 y 9 años) ascendió en agosto de 2020 a los $72.707,40 para satisfacer sus necesidades. Este valor se compone de los $23.835,50 necesarios para adquirir una Canasta Alimentaria Mínima y de otros $ 48.871,90, para acceder a otros bienes y servicios básicos. De esta manera, ese debería el salario base para el trabajador que ingresa al Estado, más allá de la actividad que le toque realizar y sin antigüedad.
De allí en más, los haberes deberían acomodarse en una pirámide donde se contemple la antigüedad, más los beneficios y adicionales convencionales para llegar al salario de bolsillo, descontados los aportes jubilatorios y por obra social.
Pero la realidad es muy distinta. El salario de la y el estatal que revista dentro del convenio 214/06 como artículo 9, categoría D1, es de $ 26.500 a mes de agosto, en tanto el haber de la categoría C1 es de $ 33.500.
Por su parte el trabajador con monotributo, modalidad precarizada de contratación que abunda en el Estado y que carece de aportes jubilatorios y de obra social de la patronal, alcanza en su categoría Asistente 1 $25.200, en tanto la categoría Asistente 2 cobra $34.200. Como puede observarse, todos valores muy alejados de la canasta que el propio Estado fija como ingreso mínimo familiar.
Salta a la vista lo insuficiente de la oferta salarial oficial, máxime tratándose de trabajadores están poniendo la cara a la pandemia, arriesgando sus vidas y sometiendo a riesgos extremos a sus familias.
Pero, además, desde la Junta Interna de ATE-Indec estimaron que conforme la inflación acumulada desde 2015 a fecha y tomando como parámetro el salario de cobrado en diciembre de 2015, el haber del estatal real perdió 35,8% de poder adquisitivo.
Vale señalar que el aumento ofrecido por el gobierno es nominal, no en términos de ingreso real, descontada la inflación.
Así, la oferta salarial no solo que no se ocupa en nada de lo perdido durante los cuatro largos años de la noche macrista, sino que tampoco contempla la inflación del 2020, que se estima en 40%.
Los compañeros de la Junta Interna ATE-Indec, prestigiados por años de resistir las intervenciones y manipulaciones de las estadísticas oficiales, apuntan su informe que “al problema que plantea la pérdida salarial se suma el conflicto contractual. La situación de las y los trabajadores monotributistas es inclusive peor que las y los convencionados ya que, a la pérdida del poder adquisitivo general, se le debe sumar la no percepción de medios aguinaldos, presentismo y las exiguas sumas fijas que el gobierno otorga como paliativo”.
Todo esto hace que, en su conjunto, la respuesta de ATE no pueda ser otra que el rechazo de la pauta salarial propuesta.