Por Matías Giuliani*
Lo que en realidad se conmemora el 28 de abril es el Día Internacional en Memoria de los Trabajadores Fallecidos y Heridos en Ocasión de Trabajo, pero el lobby empresarial de quienes tienen en su puño la vida y salud de las y los trabajadores en el mundo y con el guiño de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se maquilló como “Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo”.
Es una fecha en la que nada tenemos que celebrar. Sumado a las enormes ganancias que se llevan las ART a costa de nuestra salud y las elevadas cifras de accidentes laborales y enfermedades profesionales, en nuestro país las leyes inherentes a la Higiene y Seguridad en el Trabajo siguen siendo las mismas desde la última dictadura eclesiástico- cívico- militar.
Estamos hablando de una normativa ratificada por el genocida de Videla que atenta contra la salud de los trabajadores.
Por eso es primordial que continuemos poniendo en nuestras agendas sindicales la necesidad de pelear en defensa propia por nuestros derechos y nuestra salud.
¿Cómo? Mediante la participación, el debate y la formación, porque hasta que no exista una legislación dispuesta a priorizar y defender la salud y la vida de los trabajadores y trabajadoras y se sigan incumpliendo las normativas vigentes, será la organización lo que nos permita poner un freno a este flagelo y dar la discusión.
Las muertes por el trabajo son un crimen.
*Técnico Universitario en Higiene y Seguridad Laboral. Secretario de Condiciones de Trabajo y Medio Ambiente de la CTA Autónoma Regional Río Cuarto, Secretario de Salud Laboral de ATE Río Cuarto
