Hace 10 días las y los trabajadores dependientes de la la Dirección Nacional de Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores, del Ministerio de Salud de la Nación, realizaron una protesta en la peatonal sobre calle 9 de julio, donde se encuentra la sede del organismo en Córdoba en reclamo del arreglo inmediato del edificio que se haya en condiciones lamentables, inhabitable e inutilizable, según determinó un informe realizado por el Departamento de Salud Laboral y Medio Ambiente de Trabajo del Consejo Directivo Provincial (CDP).
Para ahondar sobre las causa de la protesta, el programa radial Entre Todos y Todas, que la Secretaria de Prensa de ATE Córdoba emite cada martes en GEN FM 107.5, entrevistó al delegado de ATE en el sector Ricardo Hernández, que detalló cómo y desde cuánto se trabaja en las pésimas condiciones actuales.
El delegado comenzó afirmando que “esta es una lucha permanente que tenemos los trabajadores del Estado, no solo por nuestras condicione de trabajo, sino pro el sentido que tiene el Estado y el fin social que tiene nuestro laburo. Nosotros no trabajamos para darle riqueza a alguien sino para brindarle servicio al pueblo. Así como los trabajadores privados tienen que disputar no solo sus reivindicaciones puras, sino que también deberían disputar la participación de las ganancias, nosotros disputamos el sentido del Estado”.
“Hace tiempo hablábamos de fortalecer el Estado para liberar la Nación, eso es parte de la disputa cotidiana. Por eso es que planteamos que el salario no alcanza, y que la reapertura de paritarias urgente, que la precariedad laboral nos afecta como trabajadores, pero también al servicio que recibe la población. Pedimos el pase a planta y además una mejora sustancial en las condiciones y medio ambiente de trabajo”, describe Hernández.
Condiciones de trabajo
El personal de la delegación cordobesa del organismo reclama elementos de protección personal porque es uno de los elementos más importantes para el control de vectores y fumigación, porque se hace con insecticidas. “El 70 u 80% de nuestros compañeros está dos o tres semanas en el terreno en contacto con venenos y debemos estar protegidos entre otras cosas que estamos solicitando”, afirma.
“La cuestión de la sede del Ministerio, es un edificio que se cerró al inicio de la pandemia y cuando se determinó el regreso de los trabajadores al lugar nos encontramos con que había un sinnúmero de situaciones de riesgo que las habíamos naturalizado antes, porque en este sector de trabajo hacía años que no existía ninguna actividad gremial hasta que ingresó ATE. Antes, UPCN solo manejó lo mutual, las fichas de afiliación y otras cuestiones de poder, pero a la hora de defender a los laburantes nunca aparecen. A partir de esta conducción de ATE provincia tuvimos delegados por primera vez, en 2020, hoy tenemos un pequeño cuerpo de delegados que está haciendo sus primeras acciones gremiales, intentando movilizar a los compañeros”, asegura.
“Cuando ingresamos nos encontramos que el edificio tiene marañas de cables con una instalación de más de 80 años, sobrecargada porque en esa época no existían los aires acondicionados, los elementos eléctricos, las computadoras. Saltaban las térmicas todo el tiempo y eran cosas que habíamos naturalizado”.
Apoyo del CDP para garantizar la salud del pueblo
“Cuando volvimos de la pandemia dijimos que no puede ser, nos plantamos primero en una movida interna, luego con el aporte del Departamento de Salud laboral y Medio Ambiente de Trabajo del CDP se hizo un relevamiento que mostró las falencias que tiene la estructura. Por eso, reclamamos que queremos volver al edificio, que es nuestro lugar de trabajo, y hacerlo en condiciones dignas porque la salud es un derecho universal, para todos, incluidos los trabajadores de la salud”, añadió Hernández.
Y concluyó: “l edificio está ubicado en pleno centro, es grande, emblemático, donde tuvieron residencia las históricas delegaciones sanitarias federales, como reconocimientos médicos, sanidad y fronteras, vacunatorios para la fiebre amarilla, y nuestra área que son los últimos pisos de arriba. Trabajamos temas como paludismo, que por suerte está controlado en Argentina por segunda vez, trabajamos sobre dengue, zica y chicunguña, enfermedades que moviliza por tiene un impacto político fuerte, sale en los diarios cuando hay epidemia. Pero también nos ocupamos de enfermedades olvidadas y desatendidas, como la leishmaniasis y el chagas. Después de 70 años de creada por Ramón Carrillo la oficina para combatir el chagas todavía tenemos 9 provincias que no han logrado controlar la transmisión de la enfermedad a través de la vinchuca. Es realmente una vergüenza nacional”.