El pasado jueves 9 de diciembre, se llevó a cabo en la sede del Consejo Directivo Provincial (CDP) una charla con dirigentes y referentes de DDHH de Córdoba, convocada por el Departamento de Derechos Humanos, con la coordinación de sus responsables Eugenio Talbot y Jorge Chalub, novel incorporación al área.
Bajo las consignas “identidad, derecho y memoria”, participaron de la mesa de disertación el referente por los DDHH, dirigente sindical y ex funcionario de la Dirección de DDHH de la Municipalidad de Córdoba, Luis Miguel ‘Vitín’ Baronetto, y la secretaria General del Sindicato Gráfico, dirigente de la CGT y ex legisladora, Ilda Bustos, junto a Talbot y el secretaria General de ATE Córdoba, Federico Giuliani.
Se trató de cuatro disertaciones que contribuimos a aportar para conocimiento de las y los estatales que no pudieron estar presentes o seguirlas por la redes sociales de ATE Córdoba. Los interesados por mirar el video de toda la charla pueden ingresar aquí.
Cuál es nuestra identidad
Vitín Baronetto: voy a empezar con algunas preguntas: ¿En qué medida tomamos conciencia de nuestra identidad como trabajadores? ¿Cómo se construye esa identidad? ¿Cuáles son los hitos?
Esa identidad es individual -porque uno debe sentirlo como una cosa vital- y colectiva en la medida que es un encuentro de identidades. Así se conjugan la memoria individual y la colectiva, que es tomada del sindicato, del movimiento obrero, de las demandas pasadas y actuales.
Pero de estas memorias ¿Cuáles son las que nos sirven y las que no nos sirven? Si repasamos nuestra infancia, juventud y adultez, estoy seguro que vamos a encontrarnos con recuerdos presentes y otros que no, porque no nos gustan o no nos son útiles. Todas las memorias sufren esos procesos y sobre todo las relacionadas con los DDHH. Yo tengo ahí algunas observaciones porque a veces nos “marmolizan” la memoria, la ponen en un panteón como si estuviesen inmovilizadas. De esta forma no molestan a nadie, no cuestionan, están ahí, en el panteón.
Y en cuanto a los derechos, ¿desde cuándo existen? ¿Desde que se formulan o desde que son realidad? Estas son las preguntas que hay que hacerse para no confundir lo que existe con lo que debería existir, que son dos planos distintos de un proceso que requiere de memoria, de identidad y de lucha para que se concreten. Así es como se construyó el derecho laboral y todos los derechos de los trabajadores.
Podemos hacer también una alusión teológica a la trinidad, que casi todo el mundo que fue de chico al catecismo aprendió (dios padre, hijo y espíritu santo). Sin el hijo no hay padre y sin el padre no hay hijo, y sin el espíritu, que es la energía, el soplo, tampoco hay vida. Para extender el paralelismo: sin memoria, identidad y derechos no hay vida digna, esta es la analogía teológica, tomando la trinidad, para entender que cómo llegamos a la vida digna, de los trabajadores y de cualquiera.
Si nos vamos a la historia del movimiento obrero, en lo que a mí refiere en el sindicato bancario, haciendo referencia desde la dictadura para acá, porque todavía estamos en una etapa de hegemonía neoliberal que se explicitó con Martínez de Hoz, que siguió con los planes económicos de Alfonsín, de Menem, y así siguió. tuvo un descanso con Kirchner y con Cristina, retomaron con Macri. Ahora estamos peleando con el Fondo, toda una continuidad donde los trabajadores han sido sujetos activos de resistencia en algún momento, de más protagonismo o menos en otros, de avances y retrocesos. Me interesa esta idea de la construcción de la identidad y de los derechos porque es en ese proceso donde hay que evaluarlos.
La historia no marcha siempre para adelante, en esta hegemonía neoliberal está claro que los trabajadores no tienen el mando, el poder. Lo que hace falta es pisar la tierra para no plantearse cosas que uno no puede lograr, sin renunciar a la utopía, que es a donde hay que llegar. Pero siendo consciente, para no caer en el abismo ni chocar contra la pared, que hay que buscarle la vuelta para que la utopía sea real. Este concepto es fundamental en las luchas del movimiento obrero.
La identidad se construye en base a la conciencia que se logra en base al reconocimiento que le damos al otro. La alteridad -el otro- es fundamental en este tema de la construcción identitaria, que los trabajadores pudieron realizar por compartir el lugar de trabajo, como fue históricamente. Así es con la conciencia colectiva, del grupo, imposible sin conciencia individual. El sujeto colectivo requiere al otro como alteridad, reconociéndole que él es sujeto. Tanto la identidad como la memoria son procesos dialécticos, donde juegan lo personal y lo colectivo. No hay uno sin lo otro. Remarco que no somos un objeto que vamos llevados por el viento de un colectivo que son los trabajadores. Somos sujetos dentro del colectivo donde hay distintos roles. Lo fundamental es que ‘yo no me puedo quejar si algo no se hace como quiero si antes no ejerzo mi rol como sujeto’, si no me quejo, si no participo, si no hablo. Es muy importante esto a la hora del funcionamiento democrático de un gremio.
A través de esta historia cortita desde la dictadura para acá, hay avances y retrocesos. Me detengo en la ley Mucci, cuando Alfonsín quiso avanzar sobre las organizaciones sindicales y los trabajadores resistieron, con Ubaldini a la cabeza. Con el menemismo, el neoliberalismo fue mucho más inteligente y les dio instrumentos a los sindicatos para cooptarlos, con las AJFP, con la propiedad participada en las privatizaciones, con las obras sociales.
Fueron mucho más inteligentes que Alfonsín, donde se planteaba despojar a las organizaciones sindicales. Macri quiso hacer lo mismo, afortunadamente, porque eso es lo que abroquela y así se pudo resistir. Aquellos aparatos sindicales que se burocratizaron, beneficiados principalmente por aquel reparto que hizo Menem, se acomodaron a la nueva situación cuando vino Kirchner, conscientes que la base de su poder está en los trabajadores, a pesar que siguieron controlando de modo exclusivo los aparatos. Y que siguen siendo dueños de la CGT, donde no parece que haya mucha democracia.
Hay una burocratización convertida en empresariado sindical que no ayudó mucho al movimiento obrero, pero aun así con todos estos vicios derivados de las concesiones del menemismo, ha posibilitado que ayer con Macri y hoy con Alberto ejerzan una presión fuerte. Hoy el problema es que aquel poder neoliberal que comenzó con la dictadura y siguió con Menem, hoy está representado por Macri. Por eso dicen que hay que acabar con las indemnizaciones, avanzando con la flexibilidad laboral y la única resistencia posible es justamente de los aparatos sindicales que se mantuvieron, beneficiados por este poder económico que les compartió el Estado, pero es un mal necesario, por más que haya habido otros intentos.
Está el surgimiento de la CTA en 1992 y de los piqueteros que terminan dando articulación a los movimientos sociales, introduciendo otro sujeto en la escena sindical y política, con bastante reconocimiento por más que no me termina de convencer lo de la economía popular, porque es una economía de segundo plano que nos dejan a los pobres para que ellos sigan manejando la economía importante, la del sistema neoliberal.
Repito: tenemos que elegir qué nos sirve y qué no de todo esto para construir nuestra memoria y quedarnos con lo que nos sirve.
A veces pienso que nos equivocamos al pensar que la historia se mueve en un solo sentido. Por ejemplo, ¿el Cordobazo fue realmente lo que se dice? ¿Por qué entonces Macri saca el 70% de los votos Córdoba? Simplificando, esto nos dice que el Cordobazo no fue tanto lo que nos cuentan. Si hay un relato épico que nos dice que fue de tal magnitud, por qué no se trasladó a otras expresiones políticas de aquel momento. Alguien podría decir ‘en el 73 hubo una expresión política’. De todas maneras, si uno escucha los testimonios del Cordobazo el peronismo no está muy presente y sin embargo el peronismo es quien gana en el ’73. Quiero decir que magnificamos aquellos hechos y después nos decepcionan porque no los podemos repetir.
Igual sucede con el llamado ‘Argentinazo’ del 19 y 20 de diciembre de 2001, que trasciende por los asesinatos durante esas protestas, pero eso no fue un Argentinazo, sucedió en Capital. Cuando no valoramos los hechos en su real dimensión erramos, porque como dicen algunos que saben más, la memoria no es repetir en pasado sino reelaborar el pasado, que saber en qué medida de ese pasado podemos retomar.
Yo me preguntaría cuáles serían los aspectos del Cordobazo que a nosotros nos sirven, en lo organizativo, en la planificación, en reivindicaciones y otros puntos que haya que revisar, que haya quedado. Porque, como dije, lo que recordamos no es lo que sucedió sino lo que la memoria nos deja recordar. Creemos que este es un problema de los intelectuales, de los que escriben bien. Pero no, es muy importante para nosotros. Tenemos que hacer foco en la relativización de las memorias, de lo que nos sea útil para las luchas que tenemos que llevar adelante.
La otra vez, viendo las noticias me detuve en las quejas por los contratados en la Provincia. En otros tiempos eso sería motivo de un Cordobazo, pero ahora esta vulneración del derecho al trabajo decente continúa con total impunidad. Hay golpeteo, ATE pone el tema arriba de la mesa, pero la situación no se resuelve y está desde hace muchos años. Hay retrocesos que no los reconocemos como tales y que no motivan a las luchas de hoy.
Para terminar, quiero decir que la memoria se reelabora desde una identidad para la lucha por los derechos, y no es posible luchar si uno no está realimentado por esas memorias, que son imperfectas e incompletas. Somos limitados y vivimos en un tiempo. El tema es no recular, hay que hacer lo que hay que hacer y no borrarse. Pero ese impulso no es solo personal, se fortalece en el colectivo de lucha y sentirse miembros identificados con un cuerpo social, que a su vez abreva en la memoria y así es posible avanzar en mayores y mejores derechos para una vida digna.
Memoria frente al embate neoliberal
Ilda Bustos: cuando nos disponemos a hablar de identidad y derechos tenemos muchos elementos que evaluar, para razonar en qué situación estamos por el embate del neoliberalismo y lo que surge desde la dictadura para acá.
El Cordobazo es para Córdoba, pero también para una serie de dirigentes sindicales de nuestro país, un hecho fundamental. Hay quienes dicen que fue el punto máximo de acumulación contra la dictadura y otros aseguran era el inicio de acumulación de fuerzas que deriva a los siete años con el golpe militar. Sin duda, creo que fue el punto más alto de la lucha contra la dictadura, reclamando justicia social, inherente a esa lucha, de toma de conciencia de clase y de confrontación. La lucha en la calle no es un hecho histórico que se repite siempre. A esa altura un grupo de dirigente que entendieron que tenían que estar por encima de las diferencias y eso explica por qué estaban juntos Agustín Tosco y Elpidio Torres, cosa que le cuesta el sindicato de Torres porque no pudieron entender que un tipo que venía de la ortodoxia estuviera con la izquierda en la calle.
Lo que sucede en la última parte de la resistencia peronista hasta el ’75, trasforma al movimiento obrero en un actor importantísimo con gran incidencia en aspectos fundamentales de la economía del país. Ya desde el ’55 había una necesidad de los grupos económicos que de que la sociedad se adaptara a las circunstancias que el capitalismo tenía planeado en ese momento. Si pensamos que en el ’73 se inicia la crisis del petróleo, que es la que lleva a imponer el rol que le toca a cada país en la etapa que se abría en el capitalismo y en las formas de acumulación, se tiende porque empieza a socavarse al gobierno nacional de ese momento. Ni hablar de Córdoba, donde pasamos del Cordobazo a un golpe de Estado policial, donde comienza una represión que tiene un ejemplo tremendo en la provincia de Buenos Aires, en Villa Constitución en el ’75. Ahí se ve que es el movimiento obrero, la clase trabajadora, la destinataria de toda forma de desarticulación de la organización de las y los trabajadores.
El Cordobazo tiene claras consecuencias, como que el clasismo gana Smata de la mano de René Salamanca; renuevan masivos cuerpos de delegados; se logran mejorar condiciones de trabajo en las plantas y fábricas. Hay un proceso que se abre, mucha dirigencia sindical comprometida y por eso es que la dictadura toma la decisión de eliminar físicamente a miles de trabajadores y trabajadoras activas.
También es real que hubo una resistencia sostenida a ese plan de la dictadura, que no solo implicaba la represión sino la desindustrialización, la apertura de los mercados y todo lo que implica el neoliberalismo. Esto de la memoria tiene que ver sobre lo que nos queda por reconstruir, cuando se habla de la resistencia es algo real. yo me integro en la última etapa de la dictadura y vivíamos ese momento convencidos que esos tipos se tenían que ir. En Córdoba fueron importantes los paros contra los milicos, el del ’81 fue muy importante. Por eso nos cortan el hilo histórico, para dejarnos sin identidad, sin memoria y sin historia, como decía Walsh cuando afirmaba que las clases dominantes decidieron que no tengamos historia.
Hay hechos que no están indagados, como la lucha de los trabajadores de Renault, que hacen un paro en el ’77 por aumento salarial y los ametrallan. Mueren cuatro compañeros y no tenemos sus nombres.
Después el menemismo, casi con la misma precisión de los milicos, hace partícipes a los sindicalistas en las privatizaciones y los sindicatos se transforman casi en empresas de servicios. Y esto fue letal para perder la identidad trabajadora. Se intenta reemplazar la figura de la organización sindical identificando los objetivos del trabajo con los de la empresa, la famosa historia del toyotismo, del fin de la historia, es lo que el neoliberalismo nos trae para desarticular la organización de las y los trabajadores que son los únicos que pueden impedir favorecer la acumulación en sus términos.
Lo que más daño hizo a los sindicatos son las obras sociales. Forman parte de la estructura sindical en nuestro país, sostenida a partir de un salario diferido, que hacen las y los trabajadores para sostener un sistema de salud solidario. Ese sistema, que venía del mutualismo, se organiza a partir de la dictadura de Onganía y lo trasforma un año después del Cordobazo, dictando la primera ley que regulariza el sistema a través de la estructuración de las obras sociales que continúan hasta hoy.
Actualmente para el grupo concentrado que dirige la CGT la principal preocupación son las obras sociales. Lo único que interesa. Entonces los objetivos de la organización sindical son otros: brindar servicios y las obras sociales, a las que el menemismo desreguló y transformó a través de la imposición del Banco Mundial, en entidades que empezaron a competir entre sí en el año 1997, y a gerenciar su funcionamiento. Incluso ahí está el ataque a la identidad sindical, a pesar que muchos sindicatos tratamos de resguardar la identidad a través de una acción social más ligada a la política sindical, que a la de brindar servicios.
Esta cuestión de la identidad, de los relatos y la memoria hay que reconstruirla, pero será difícil si no hay un recambio en la dirigencia sindical. Creo que esta dirigencia que hoy tenemos en la CGT, que desvió sus objetivos, que no tiene proyecto ni programa y abandonó absolutamente todas las definiciones para entender cuál es el rol de las y los trabajadores en un proyecto de nacional no está.
Si están esquivando que participen las mujeres, un bochorno lo que hicieron porque no es real que participen las mujeres en esta conducción cegetista, se imaginan otro tipo de cuestiones. No tenemos casi la mitad de la población bajo la línea de pobreza porque sí, hoy la mayoría de los salarios registrados no alcanzan a cubrir la canasta familiar y la responsabilidad está ahí, cuando no se asumió el rol necesario mientras quedaban miles y miles de desocupados. Coincido con Vitín sobre la ‘economía popular’, una economía de pobres para pobres que distorsionó absolutamente los objetivos y no hay una lucha para modificar la realidad, por modificar esta situación de injusticia que tiene a tantos trabajadores y trabajadoras por fuera de todo tipo de derechos y sustento. Ante embate de la derecha empresarial capitalista sobre el derecho laboral, que se logró a través de muchos años de luchas y conquistas, hoy se suma que millones ni siquiera acceden a estas condiciones que establecen los convenios colectivos. En realidad, ellos vienen por los convenios colectivos, la indemnización no es lo importante, y no quieren delegados y delegadas en las empresas, se resisten fuertemente a que se realicen elecciones dentro de los lugares de trabajo.
Reconstruir la identidad es reforzar que los derechos que tenemos no nos los regalaron ni nacieron de un repollo, sino de trabajo y lucha acumulada. Esa es la noción que se ha perdido en esta lucha contra el neoliberalismo, hay que empujar para que se elijan delegados y delegadas donde hay que hacerlo que se peleen cada una de estas cuestiones. Las condiciones laborales que tenemos en el empleo público son un atentado a la dignidad y es imposible de tolerar en un mínimo marco de lo que tenemos como derechos.
Además, tenemos pendientes otras cosas. Van a ser 38 años de la recuperación democrática, lo primero que hizo la dictadura en el ’76 fue mochar la ley de contrato de trabajo, no solo mató al dr Centeno (autor de la ley): de 109 artículos y solo se recuperado 13. Una ley que tenía límites para todo, incluso para el despido sin causa, pero no pudimos recuperarla plenamente. Esa es una de las deudas que tenemos.
Memoria colectiva, memoria travesti trans
Eugenio Talbot: Las personas trans y travestis históricamente quedamos afuera del relato de las violaciones de los DDHH. Durante la dictadura de Onganía sufrimos la primera organización institucional sistemática contra esta población, como fueron los ‘comandos de moralidad’, dedicados destinados a perseguirnos y a asesinarnos. Esta situación fue olvidada por la memoria.
También hay un grupo que hegemonizó la memoria sobre la memoria y la conquista de DDHH, con un único relato contado y tenemos que hacernos cargo de eso. Ese grupo debe abrirse para ampliar nuestra historia y relatar lo que no se quiso contra por tanto tiempo, porque es difícil reconocer los silencios y complicidades que se manejaron en muchos sectores.
No podemos dejar de tomar nota celebramos el 10 de diciembre, una fecha instituida como Día Internacional por los DDHH después de la segunda guerra mundial. El relato sobre los crímenes del nazismo pocas veces cuenta la cantidad de población LGTB que fue asesinada en los campos de concentración, denominada en aquella época ‘grupos de homosexuales’, incluso discutiendo si fueron medio millón o un millón y medio las víctimas, como si eso lo hiciera más o menos genocidio. También está olvidado lo que sucedió en la España del franquismo, en la Italia de Mussolini y en Argentina durante las dictaduras y la democracia. Fue un colectivo absolutamente olvidado. ¿Hay una universalidad de DDHH? ¿Existe eso? Creo que hay que reconocer la historia como primer paso para acceder a los DDHH. No es solo la historia de la población trans y travesti sino de todos, de todas y de todes. Hay un grupo que se lo apartó y se lo aniquiló, se le quitó el protagonismo en muchas de las luchas y su propia existencia. Recién en 2013 pudimos tener nuestro propio DNI, pasando a ser sujetos y sujetas de derecho, gracias a la decisión política de un gobierno.
Muchos lo decimos entre dientes. ¿Qué paso apenas recuperamos la democracia? Lo primero fue el Juicio a las Juntas tras armarse la Conadep, hechos importantísimos, y aparecieron las primeras denuncias sobre las víctimas LGTB de la dictadura cívico-eclesiástica-militar. De ahí nace el número 30400 que muchos de nosotros levantamos como bandera: decimos que la historia está contada a medias. No es un número cerrado, sino para transmitir que esta historia nos sigue invisibilizado y tenemos que saber que hay un grupo históricamente vulnerado en sus derechos. Que tengamos un promedio de vida de entre 35 y 40 años habla a las claras de esa vulneración terrible.
Durante este gobierno se produjo, primero por vía de decreto y luego por ley, el cupo laboral travesti-trans, que todos celebramos. Pero nos dijeron que era la primera experiencia laboral de esta población cuando es una absoluta mentira. Nosotras y nosotros hemos estado aportando a esta sociedad con el cuero y con la carne la construcción social, como cartoneros, como la clase más explotada de la sociedad y no reconocida. No es que por primera vez ingresamos al mundo del trabajo, sino que por primera vez tenemos la oportunidad de ser reconocidos en el mundo del trabajo formal.
Ese reconocimiento debe estar acompañado de otras medidas que sean garantizadas por el Estado, como es la memoria, integrada a la memoria colectiva –cosa que no está sucediendo–, nuestra participación en los sindicatos, por eso celebro estar en ATE. Recuerdo haber participado en una discusión en la Legislatura cuando se trató hace algunos años sobre la inclusión laboral travesti trans. Allí un dirigente sindical dijo que tenía una compañera travesti en su organización, cuando se paró una compañera y le dijo ‘lo que queremos es tu cargo’. Hoy estoy yo sentado acá, transmitiendo esta realidad.
Nosotros fuimos históricamente criminalizados en Argentina, a diferencia de otra parte del mundo donde la construcción que se hizo sobre la identidad trans travesti fue la patologización (considerar enfermas a las personas de ese colectivo) en relación al resto de las identidades. Esta criminalización se originó en la década de 1930 con los edictos policiales y en Córdoba solo se revirtió, con la derogación de los edictos, a mediados de los ’90. Recién entonces dejamos de ser perseguidos y perseguidas por la policía. Por eso hay un genocidio del cual tampoco se habla. Además, la derogación de esos edictos no implicó acceder a derechos y que no siguiéramos siendo perseguidos y perseguidas. Mientras seguíamos laburando, le metíamos el cuerpo a lo que se podía, llevando un pedazo de pan, ejerciendo la prostitución, cartoneando, haciendo los trabajos más marginalizados. Hemos aportado todo lo que pudimos a la construcción de esta democracia y falta todo a la hora de relatar la memoria de nosotros y nosotras, de nuestras organizaciones revolucionarias que nacieron durante la dictadura de Onganía. Como respuesta a los ‘grupos cazamariposas’ se crea el Frente de Liberación Homosexual y anteriormente ‘Nuestro Mundo’, dos organizaciones importantísimas, las más grandes de Latinoamérica. En qué relato están cuando hablamos de las organizaciones revolucionarias que se oponían a la dictadura. Se habla del movimiento obrero, de Montoneros, del PRT, y qué pasa con las organizaciones LGTB. ¿Dónde están en el relato?
Estamos 30400 veces más invisibilizados. En los Sitios de Memoria dice ‘por aquí pasaron militantes de la JUP, de Montoneros, del PRT’, pero ¿cuándo van a poner que por la D2 pasaron cientos y cientas de compañeras trans y travestis? ¿Cuándo habrá una placa que lo recuerde? ¿Cuándo habrá una persona trans travesti que cuente la historia sucedida en el lugar? Cuando estuvimos en organismos de DDHH entre todos hicimos las historias de Montoneros, del PRT, la de la JUP, la del PC, pero la historia travesti trans tenemos que hacerla nosotros y nosotras en soledad. Solos y solas aportamos las pruebas de que estuvimos, que luchamos y nos mataron. No hay una mirada colectiva sobre lo sucedido a nosotros y nosotras.
Eso se traslada al mundo de las y los trabajadores, primero negándonos la historia como trabajadores y trabajadoras, como militantes que lucharon por el cambio social. Recuerdo un hecho patente del año 1990: salía la clase trabajadora a la calle y le movimiento travesti trans pidiendo la derogación del artículo 19 de Código de Faltas, pro el cual nos llevaban presas a quienes teníamos esa identidad; por primera vez el movimiento obrero dejó pasar adelante a las compañeras travesti trans. ¿Por qué se olvidó eso? Son relatos que se mueren con nosotras, que encima tenemos –como dije- un promedio de vida de 35 años. Recuerdo muy especialmente a la compañera Cindi, que ya no puede contar cómo la dejaron pasar primero a ella. Entonces, llegamos un poco tarde a estos relatos.
Traje un texto de Diana Sacayán que son pertinentes para este momento. Dice: “mientras no vayamos comprendiendo al otro y a la otra que están al lado nuestro y nos pongamos en su piel, y vivamos en su piel lo que vive el otro y la otra, no podremos pensar como sujetos transformadores de la realidad. Y como tal tampoco podremos pensar en un cambio verdadero y profundo. Y para hacerlo de verdad, hay que hacerlo con todas, con todos y con todes. Lo hacés cuando te podés apoyar en el otro, no se puede hacer en soledad”.
Esas palabras hablan de la necesidad de solidarizarnos, de integrarnos en el movimiento sindical, apoyarnos los unos a los otros, construir esta memoria tan fragmentada, tan generalizad, tan mal relatada y contada. Y volver a plantearnos los silencios atroces que aún se guardan. Hoy estamos ingresando algunas personas al trabajo formal, a través de la sanción del cupo laboral travesti trans, una ley que le va a salvar la vida a un grupito de personas. Hay otras que no van a acceder, que tienen más de 60 años que no van a poder ingresar y fueron sistemáticamente silenciadas a una vida de marginalidad, persecución política y de tortura. ¿Cómo reparamos eso? ¿Cómo reparamos los derechos de las niñeces trans? La Mayoría de nosotros fuimos expulsados de nuestros hogares, las niñeces lo siguen siendo. Este debe ser un lugar donde comencemos a hablar de educación sexual integral, empecemos a formarnos, con una política propia, que nazca a partir de lo que decimos y relatamos nosotros y nosotras, no otro grupo de personas que usurpan nuestra palabra, hablar por nosotros y nosotras. Por eso para mí es un gusto estar aquí con Vitín, con Hilda, con quienes compartimos un pedazo de nuestra historia. Pero otro pedazo no lo compartimos, por eso esta es una invitación a que lo compartamos, a que hablemos de esto, a que lo hagamos carne. Porque no es la historia de la población LGTB, es la historia argentina, de los argentinos y argentinas, de les argentines.
Para mí es muy importante sumarme a esta charla, hablar de memoria, identidad y derechos es una espada que entra en nuestras identidades, porque se nos negaron los tres hechos fundamentales como población. Y que es urgente recuperar porque tenemos un dinamismo distinto, porque nos vamos muriendo, porque es un privilegio cuando uno tiene medianamente la panza llena poder trabajar la memoria. Cuando uno está cagado de hambre no puede. Yo con 50 años recién ahora tengo un trabajo formal, pero antes estaba al lado de mis compañeras que ejercían la prostitución, el cartoneo, lo que fuese. Para qué iba a trabajar la memoria entonces, si nuestra urgencia era comer no recordar la memoria.
Por eso hago una convocatoria colectiva a trabajar la memoria, porque lo hicimos con muchas poblaciones, pero con las travestis trans parece que no. En los sindicatos hay que recuperar la memoria de las y los trabajadores, pero también la memoria y la identidad trans, la ESI, los DDHH, con una mirada amplia, con un criterio amplio.
Quiero recordar que fuimos y seguimos siendo vulnerados en nuestros derechos. Primero hay que reconocer que hubo un genocidio de la población travesti trans, que no se habla, y que ese genocidio se sigue llevando adelante aun hoy. Existen los crímenes de odio, las persecuciones, los excluidos del sistema que nunca van a poder acceder a los cupos laborales por características sociales y raciales. Y somos nosotros y nosotras los que tenemos que llegar al territorio, que rescatar un grupo poblacional. Por eso ampliemos nuestra mirada en los gremios, en los espacios de memoria. En la Conadep del ’83 se decía que las personas travestis trans no eran desaparecidos políticos, son otra cosa y los sacaron de registro. En ningún 24 de marzo habló una persona travesti trans siendo que en los campos de concentración cordobeses pasaron víctimas de esta población, y hoy se le niega el derecho al micrófono.
Que este sindicato cada vez sea más integrado por personas travestis trans, que tenemos mucho para aportar en cuestiones de derechos. Desde el área de Derechos Humanos de ATE tenemos sumamos esta mirada y para llevar al gremio de contenidos y de luchas.
Unificar la lucha parcelizada
Federico Giuliani: Este auditorio tratar de darle vida a un olvidado del Cordobazo como fue Héctor ‘La Perra’ Castro. Creo que los espacios físicos no son las paredes, sino quienes lo habitamos y lo transitamos todos los días y vaya este pequeño homenaje a la construcción de esa memoria histórica de alguien que aportó a la lucha revolucionaria en Córdoba. Un registro que queda presente en un libro, en una obra de teatro que no pudimos estrenar presencialmente por la pandemia, pero que seguramente lo haremos el año que viene; con el bautismo de este auditorio tratamos de hacer un aporte a la memoria, para que muchos de nuestros militantes y dirigentes conozcan quien fue La Perra Castro.
Aprovechamos la presencia de Hilda para que la foto de Héctor esté en el museo de la CGT porque sería un acto de justicia. Le agradezco a Jorge Chalub por la actividad, a Vitín por coherencia y su honestidad brutal, a Hilda por su militancia, y a Eugenio por habernos conmovido con su planteo.
Nos toca venir del interior de Córdoba y destaco este tipo de ámbitos, que sean de diálogo y reflexión para parar la vorágine diaria, para poder tener desde el debate discernimientos y después tratar de acordar, que es lo más importante.
Hoy nos tocó rechazar en la Legislatura el presupuesto de hambre para 2022 que el gobierno elevó recientemente. En otros tiempos, frente a este presupuesto, algún movimiento habríamos hecho y ahora no pasa nada. ¿Qué pasó? La derrota política y el genocidio de los ’70, la derrota cultural de los ’90, hasta llegar a la grave crisis de representatividad que tenemos actualmente, no solo en el movimiento obrero, por más que nos hagamos cargo de lo que nos toca. La crisis de representatividad atraviesa a todas las organizaciones del campo popular. En ese sentido, destaco que esta actividad se da en el marco de una fecha y eso también significa apropiarnos de las fechas y las simbologías porque el enemigo también lo hace.
Para destacar algunos puntos de reflexión hay que nombrar la alta resistencia del movimiento obrero en los ’70, sabiendo que si en Argentina la dictadura no duró más años como otras del cono sur porque hubo un movimiento obrero que resistió en la calle y sacó rápidamente a la dictadura en términos históricos. Recordemos la histórica marcha a San Cayetano por Paz, Pan y Trabajo, con Ubaldini a la cabeza, con la Madres, a pesar que el movimiento sindical había sido desarticulado por la represión.
Quién va a negar que el 70% de las y los compañeros detenidos desaparecidos, exiliados o muertos en combate en trabajadores y dirigentes de base, en las fábricas o en el Estado. Ahí apuntó el proceso de desindustrialización para desarticular la organización obrera. A mí me tocó plantear en la Legislatura el ajuste en el presupuesto y no nos sorprende entonces que muchos de los que están ahí tienen en su ADN haber sido la pata civil de esa dictadura genocida. Legislan y gobiernan, se pasean impunemente por nuestras ciudades y nuestra provincia. Frente a los números de la obra pública, gran foco de corrupción de la clase política, nosotros decimos que la primera obra pública es la construcción social. Desde la política reconstruir el tejido social de la comunidad.
Está muy parcelizada la lucha actual y para unificarla tenemos que reivindicar la memoria histórica, no en el pasado sino parada en el presente. A 38 años de la vuelta a la democracia recordemos que en ese momento se decía que con la democracia se educaba, se daba techo y comida a la población, pero hoy con un 50% de compatriotas bajo la línea de la pobreza difícilmente esa democracia representativa sea la que nos lleve a construir una sociedad distinta. Por eso hay que interpelarla de manera permanente hasta poder construir una democracia de tipo participativo, empezando por casa. Lo planteó muy bien Eugenio: hay que abrir las puertas, donde no nos invitan, con prepotencia de trabajo patearlas y entrar igual. Córdoba se debe escribir la historia de esa época del movimiento obrero, es una tarea inconclusa.
También hay que destacar que no hay una identidad, sino identidades que tienen que ver con sentidos de pertenencia, difícilmente uno tengo identidad sin un sentido de pertenencia a algún espacio y colectivo. Para eso hay que entender que hay otro.
A pocos días del 20° aniversario del 19 y 20 de diciembre, coincido con Vitín que no fue un Argentinazo, pero si fue una primavera de miles de militantes jóvenes que se incorporaron a distintas filas partidarias, de organizaciones sociales y sindicales, como muchos de los que estamos hoy acá.
Este tipo de mesas sirven como instancias formativas, hay que escucharnos. El aporte de Eugenio es muy valioso, creo que ATE acertó con la constitución de un área de DDHH, los sindicatos no estamos solo para discutir salarios, trabajo o la colonia de vacaciones. Estamos también para abordar diferentes temáticas que hacen a nuestros trabajadores y trabajadoras de la comunidad en general. Y discutir el rol del Estado, que hoy es un artefacto para que las minorías, la oligarquía, sigan concentrando riqueza, para que, desde una concepción más peronista, sea la comunidad organizada que construya un proyecto de liberación nacional.
Debemos seguir encontrándonos, que estas mesas continúen, es fundamental la incorporación de Jorge. Y como dijo el poeta “podrán cortar mil flores, pero no detener la primavera”.