La semana pasada se llevó a cabo un conversatorio virtual titulado “La juventud trabajadora en pandemia, precariedad y oportunidades”, organizado en formato de coloquio por la Universidad Bernardo O’Higgins, de Chile, que contó con la participación de la secretaria de Actas del Consejo Directivo Provincial de ATE Córdoba, Maria Sotti.
En la oportunidad, Sotti realizó una ponencia titulada “Las juventudes frente a la pandemia del Covid-19, una mirada desde los y las trabajadores estatales”.
La dirigente expuso que su objetivo fue hacer foco en el mercado laboral en tres ejes: contexto económico y social de la Argentina y Córdoba y su impacto en las juventudes, situación y condiciones labor4ales de los jóvenes trabajadores del Estado y reflexiones sobre los horizontes y oportunidades de las juventudes en el contexto de crisis.
En primer término, Sotti afirmó que en 2020 “en la Argentina que ya se encontraba con una grave crisis económica y social, la pandemia ha agudizado el cuadro social de pobreza, indigencia y la afección en provisión de servicios básicos para atender el hambre de vastos sectores de la población, sumada la alarmante inestabilidad y precariedad laboral que resulta difícil revertir luego de cuatro años de desguace del Estado por el gobierno macrista (2015- 2019). Estas condiciones son propias del capitalismo global, neoliberal, patriarcal, colonialista y racista que sumerge a la inmensa mayoría de la población a condiciones de vida incompatibles con pleno ejercicio de los derechos humanos”.
Así destacó que en el encuentro “la idea centrarse en las juventudes del país y como se han transformado sus condiciones de vida, empleo y trayectorias laboral en un marco de pandemia, atento que las juventudes se enfrentan a múltiples desigualdades condicionadas por: la edad, género, el nivel socioeconómico, el entorno sociocultural y familiar, la zona de residencia, el nivel educativo alcanzado, condiciones de discapacidad y migración”.
Para Sotti, teniendo en cuenta que la inserción al mercado de trabajo por parte de los jóvenes resulta vital para lograr la emancipación económica y familiar, “la construcción de proyectos de vida propios y lograr la integración social en su comunidad, resulta sumamente necesario indagar en cómo operan algunos factores mencionados anteriormente en el ingreso al mercado laboral de los jóvenes argentinos”.
“Siguiendo un informe presentado por el BID (2020), la dificultad en la inserción laboral de los jóvenes ha sido una problemática persistente en América Latina y el Caribe. La tasa de desempleo juvenil es tres veces más alta que la de los adultos, la tasa de informalidad es 1,5 veces más alta, y la inactividad es elevada: del 21% de los jóvenes no estudian ni trabajan. En el caso de Argentina siguiendo el informe del INDEC la tasa general de desempleo para el 4to trimestre del 2020 fue del 11% pero para la población joven (14 a 29 años) para el 4to trimestre la tasa ascendió a 22,5%. Si se desglosa por género, la tasa de desocupación de las mujeres jóvenes es llamativamente mayor que la de los hombres del mismo rango de edad, siendo del 26%, la desocupación para el conjunto de mujeres jóvenes en tanto los hombres jóvenes fue de 19%. Una diferencia de 7 puntos porcentuales”, informó la dirigente, que tiene a su cargo el Observatorio Laboral y Social del CDP.
Por eso se preguntó cómo “en la provincia de Córdoba, una de las regiones más ricas y productivas del país por gran producción de materias primas, paradójicamente la desocupación juvenil llamativamente alta. Para el periodo más cerrado de la ASPO (Abril-Mayo-Junio), el Gran Córdoba registro un tasa de desempleo del 19,1% y el desempleo juvenil alcanzó el 19,5%. Una tasa que no se registraba desde la crisis de comienzos de siglo (2001). Si estas cifras las leemos con perspectiva de géneros, se observa que en el Gran Córdoba la población de mujeres jóvenes desocupadas en el periodo de mayor impacto del aislamiento fue del 22,1%, en tanto la proporción de hombres jóvenes desocupados 16,4%”.
Ante la atenta mirada del auditorio presente, donde se destacaron cientistas sociales de larga trayectoria y expositores como Miguel Urrutia, de la Universidad de Chile, y Dasten Julián-Vejar, de la Universidad Austral, Sotti arremetió también apuntando que “si estas cifras las leemos con perspectiva de géneros, se observa que en el Gran Córdoba la población de mujeres jóvenes desocupadas en el periodo de mayor impacto del aislamiento fue del 22,1%, en tanto la proporción de hombres jóvenes desocupados 16,4%. En este punto me quiero detener para resaltar que los niveles de desocupación dejan en evidencia la desventaja que tienen las mujeres jóvenes respecto de los hombres en el terreno laboral. Un dato muy interesante es que se cree que jóvenes que habitualmente son encasillados en la categoría “ni-ni” (porque no estudian ni trabajan), en realidad se encuentran desempeñando tareas en su hogar. Como señala Carranza (2021) según los datos arrogados por la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC) ‘la feminización del fenómeno esconde una deficiencia en la conceptualización del problema (…) en el caso de las jóvenes, no se trata de personas que no trabajan ni estudian, sino que se observa una mayor participación en tareas no remuneradas en el hogar’. Según datos de la EPH del primer trimestre de 2020, en la ciudad de Córdoba y alrededores, de las 21.865 jóvenes cordobesas que no trabajaban ni estudiaban, el 50,8 por ciento estaba dedicada a la realización de tareas no remuneradas en su hogar, mientras que ninguno, cero, de los 9.875 jóvenes “ni-ni” varones participaba de este tipo de tareas”.
Además, Sotti dijo que “si nos detenemos en la tasa de ocupación de Argentina, observamos que el empleo estatal representa el 18,5% en el 4to trimestre del 2020 en tanto el sector privado el 80,6% según el informe del INDEC (2021). Según el informe presentado en diciembre 2021 por el Observatorio Laboral y Social de ATE Córdoba (“El impacto de la pandemia del COVID-19 en lxs trabajadorxs del Estado de la provincia de Córdoba”) pudimos conocer que la proporción de jóvenes entre 18 a 35 años con trabajo en el Estado (Nacional, Provincial y Municipal) es relativamente baja, es decir representan el 21% de los trabajadores”.
Por último, Sotti llamó a “reivindicar la identidad de la clase trabajadora (en sentido amplio: ocupados, desocupados, invisibilizados), incentivar modelos innovadores de organización sindical que permitan adaptarse a las transformaciones de la sociedad y el mundo del trabajo (uso de redes sociales, app para llegar a los trabajadores). Sabemos que hay una descolectivización muy fuerte de lo que es el mercado laboral, además de la precariedad laboral y los altos índices de informalidad como se señalaron pero el sindicalismo, debe dar una repuesta más sólida, haciendo unidad con otros sindicatos (en el Córdoba se logró articular mesa de Salud provincial), para interpelar al Estado como empleador para el cumplimiento de los compromisos asumidos (más presupuestos para las juventudes en programas de inserción laboral y educativa) porque con lo que hay no alcanza; avanzar en incorporar a las Juventudes como sujeto político para la transformación de las instituciones, incluida la sindical”.