Este 5 de noviembre se cumplen 49 años de la muerte del dirigente sindical y uno de los principales actores del “Cordobazo”.
La CTA Autónoma de la Provincia de Córdoba rindió su homenaje a uno de los líderes del sindicalismo de liberación, combativo y antiburocrático y afirma que “su ejemplo debe ser la guía que nos lleve a fortalecer la autonomía de la clase trabajadora, la libertad y democracia sindical para retomar la senda del protagonismo histórico en la lucha por la Liberación Nacional y Social”.
“En esta etapa de revanchismo oligárquico y entrega de la Patria, de manifestaciones ultraderechistas y cipayismo explícito, la CTA-A enarbola como bandera la unidad de acción y concepción en la lucha contra el neoliberalismo y fomenta la perspectiva de construir un proyecto político emancipador desde los trabajadores para cumplir con el sueño inconcluso de Agustín Tosco, Atilio López, René Salamanca, Héctor “La Perra” Castro y tantos otros emblemas de lealtad y dignidad en la lucha sin cuartel contra los explotadores, y en defensa de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo”, indica una declaración de la Central.
Y agrega: “Como decía ‘El Gringo’ Tosco, la CTA Autónoma de Córdoba proclama que la única división que nosotros hacemos es entre los que luchan y los que se entregan”.
“Tosco planteaba que existían dos tipos de sindicalismo: Uno era el sindicalismo de los burócratas que desconocía la democracia directa y se eternizaba en los sillones. Por otro lado, está el sindicalismo de liberación, el que asume una misión y una responsabilidad global, social y nacional. Es el que plantea la transformación revolucionaria de las estructuras y que reclama que los grandes medios de producción y las palancas fundamentales de la economía sean de propiedad estatal–social y no privada”, remata la nota de la CTA-A Córdoba.
Tosco y el Sindicalismo de Liberación
Agustín, “El Gringo”, Tosco nació el 22 de Mayo de 1930 en Coronel Moldes. De origen muy humilde, Tosco siempre fue un gran aficionado a la lectura. Y eso le permitió acrecentar sus conocimientos y superar su timidez.
Con una gran capacidad de oratoria, Tosco comenzó a trabajar (poco después de terminar el secundario) en la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC). Allí comenzó su carrera como sindicalista. Con 19 años, fue elegido subdelegado y un año más tarde, delegado.
En 1952 es electo Secretario del Cuerpo de Delegados de Luz y Fuerza de Córdoba. Y en 1954 es elegido secretario gremial del secretariado nacional de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLyF). Ocupó ese cargo, hasta que en 1955 la Revolución Fusiladora de Pedro Eugenio Aramburu intervino el sindicato.
Ese año, el 1º de Mayo, Tosco comandó el acto del Día del Trabajador pidió por la libertad de los presos gremiales, la normalización de los gremios y de la CGT, y se reclamó por salarios justos. En 1956 el régimen de Aramburu lo arrestó en el marco de una creciente persecución política y sindical que caracterizó a su régimen dictatorial. En 1957, es elegido Secretario General de Luz y Fuerza de Córdoba e integra, además, el secretariado nacional
Luego, vuelve a Córdoba y nuevamente es elegido secretario general de su sindicato, desempeñándose como tal hasta 1966. En ese año, renuncia a ser postulado nuevamente en su gremio de Córdoba, aunque integra la comisión directiva como vocal y preside la comisión de la paritaria nacional. En 1968, otra vez es elegido Secretario General de “Luz y Fuerza de Córdoba”, sufriendo dos detenciones. Su conducta ética así como su trabajo sindical y su carácter combativo le han ganado ya el afecto de sus compañeros del gremio, para quienes es cariñosamente “el Gringo”. En marzo de 1968, participa en la gestación de la CGT de los Argentinos, liderada por Raimundo Ongaro, en oposición al “Vandorismo”.
El 29 de Mayo de 1969, en Córdoba estalla la rebelión popular contra el gobierno de Onganía. El “Cordobazo” enfrentó a obreros y estudiantes contra el Ejército. Al respecto, Tosco dijo, “fue una rebelión obrera y popular. Surgió de la clase obrera y del pueblo. Lo esencial del Cordobazo es que surge de los trabajadores y de los estudiantes, y que ellos por sus convicciones salen a la calle a luchar”. Tras el Cordobazo, “El Gringo” fue condenado a ocho años de prisión por un tribunal militar, recuperando la libertad a los diecisiete meses.
En 1972, estando aún preso en la cárcel de Rawson durante el gobierno de la dictadura de los monopolios es nuevamente elegido dirigente del gremio y secretario adjunto de la delegación regional.
Tras la victoria del peronismo en el año 1973, un año después, en 1974, al desencadenarse la acción de las Tres A, Tosco pasa a la clandestinidad. A su vez, el gremio es intervenido. Un tiempo después sufre una enfermedad, pero es imposible que lo internen en los hospitales, porque estaba clandestino. Gracias a la ayuda de muchos y variados compañeros de Luz y Fuerza y militantes que simpatizaban con su lucha, fue ocultado durante más de un año.
A fines de octubre de 1975 fue internado en Buenos Aires, con nombre falso. Agustín Tosco murió en Buenos Aires el 4 de noviembre de 1975, a los 45 años. Sus compañeros llevaron su cuerpo sentado en el asiento del acompañante de una ambulancia hasta la ciudad de Córdoba. Oficialmente murió en Córdoba el 5 de noviembre.
El cuerpo fue velado en el domicilio particular de un dirigente lucifuercista, y luego trasladado al Club Redes Cordobesas, donde se montó la capilla ardiente.
A su entierro concurrieron unas 20.000 personas, pese a las amenazas de la Triple A. Al llegar el cortejo al cementerio San Jerónimo de Córdoba, unos cuantos matones, apostados en los techos de los panteones, dispararon contra la concurrencia, dejando varios heridos. Un grupo de trabajadores dejó el féretro en una bóveda ajena y recién por la noche lo trasladaron al panteón de Unión Eléctrica, donde sus restos permanecen hasta hoy.
Su legado
Sin duda alguna, es uno de los mejores exponentes del auténtico sindicalismo, a lo largo de nuestra historia. En esa lucha que inició a los 24 años, fue indoblegable hasta su fallecimiento, ocurrido a los 45. Pero no sólo dejó la impronta de una conducta intachable, sino que planteó la necesidad de articular la lucha sindical con la lucha por el socialismo.
“El sindicalismo de Liberación –sostiene- ha comprendido que debe ser un factor en la lucha por la Liberación Nacional”. “No pertenecí, ni pertenezco, a ningún partido político”, pero agrega: “Creo que hay una sola solución para nuestro pueblo, una solución que es la construcción de la patria socialista”.
En otra oportunidad, manifiesta: “La línea de lucha por la vía del antiimperialismo, hacia el socialismo. La heterogeneidad de nuestro socialismo está en que tiene raíz peronista, marxista, cristiana, por el Movimiento de Sacerdotes del Tercer mundo, que viene de distintos movimientos que lo levantan como bandera”. Crítico de la burocracia sindical, no cayó por eso en posturas “gorilas”.
Sostenedor de que los trabajadores se organicen desde una perspectiva clasista, no menospreció la lucha por la Liberación Nacional. Su ejemplar militancia ha dejado un hondo recuerdo en el pueblo trabajador.