Nuestra compañera María Isabel Díaz, secretaría Adjunta de CTA-A Traslasierra y delegada de Salud del Hospital Regional Villa Dolores, se refirió al 8M en el contexto laboral actual de su tarea como Coordinadora del Servicio Social del nosocomio de Traslasierra.
“Tantas mujeres que hoy seguimos sometidas no sólo en lo doméstico, sino también en lo laboral como lo marca esta fecha 8 de marzo dónde muchas mujeres pararon y dijeron ¡¡basta!! Por los mismos motivos que pasan y se visibilizan ayer y hoy en las mujeres trabajadoras.
En ese momento la conciencia movilizó a ese grupo de empleadas textiles. La falta de justicia laboral y la desigualdad social, por ende, impulsó un momento de reclamo colectivo desde el cansancio, la humillación y la precarización. Hecho funesto, irreparable e histórico, que dio lugar a un impacto social inolvidable. El reclamo de esas mujeres no debe ser tergiversado con una caja de bombones o un ramo de flores. Creo que la lucha se volvió ancestral, sin lugar a dudas.
Es lo que nos venden…no perdamos la memoria.
Reconozco que a lo largo de la historia fueron de destacar los derechos humanos y laborales alcanzados. ¡Pero aún falta lograr que se construya una igualdad social con respecto a todos los derechos que por ley como ciudadanos nos corresponden, independientemente del género!
¿Qué nos pasa? ¿Nos paraliza el miedo? ¿Hay personas con mucho poder, el sistema, sectores hegemónicos de la sociedad que nos quieren “arriar” como ganado?
Yo seguiré pensando que hay un futuro mejor. No temo a nada, no cambiaré mi forma de pensar. No me puedo silenciar cuando hay derechos sociales que dependen de una decisión unilateral con tan solo subir o bajar el pulgar. No voy a bajar los brazos, pero siento que esto debe tener una onda expansiva. Basta de tanta ignominia y violencia. Queremos una ciudad y un país productivo, déjenos ser. ¡Apoyen y escuchen nuestras voces!
Hace 95 años fue este trágico suceso dónde perdieron la vida mujeres trabajadoras, explotadas, vulneradas, cansadas de una remuneración líquida, inconsistente, ínfima, sin posibilidades de proyección a una vida digna. Casi un siglo y seguimos en algunos espacios laborales peleando por lo mismo. Si existe en este día un momento de celebración, que sea para reconocer lo que valemos, lo que podemos aportar a la sociedad, con SALARIOS DIGNOS, y trabajar por el sueldo, por la necesidad, por vocación, por lo que sea que nos incentive, pero que se nos respete”.