César Gramaglia es trabajador del INTA Villa Dolores y afiliado a ATE. Con más de 30 años de experiencia en su campo profesional hoy está sufriendo la persecución por parte de la patronal a partir del desarrollo de ideas y metodologías de trabajo en terreno vinculadas a prácticas agroecológicas, enfrentadas al modelo del agronegocio vigente que se basa casi exclusivamente en la utilización de agrotóxicos para la producción. “Soy ingeniero Agrónomo con posgrado en agroecología, técnico extensionista a través de una agencia de extensión rural en Villa Dolores, al oeste de Córdoba, apoyando a Agricultores familiares, campesinos y a productores capitalizados de mayor escala dedicados al cultivo de la papa, principal producción de la zona”, relató Gramaglia al Programa “Entre Todos y Todas” de la Secretaría de Prensa de ATE Córdoba. “Mi función -continúa el técnico del INTA- es acompañarlos, asesorarlos en la transición de un modelo de producción basado en la utilización casi de manera exclusiva del paquete teconológico que le brinda el agronegocio (con productos químicos para el control de plagas y malezas, así como también con fertilizantes artificiales derivados del petróleo) por otras técnicas probadas científica y empíricamente que permiten producciones que no desbalancean ni destruyen la ecuación ecológica ni social como sí lo hace este modelo dominante hoy”. Gramaglia explica que ha podido comprobarse científicamente que los fertilizantes que se utilizan hoy mayoritariamente en las prácticas agrícolas “aportan pequeñas cantidades de nutrientes, lo que produce un desbalance en el cultivo y lo predispone a que sea atacado por plagas y enfermedades”. Además, esos productos, explica, “son de alto costo energético en la etapa de producción, muy poco aprovechados por los cultivos (no supera el 20%, el resto migra hacia el ambiente, en gran parte hacia las capas más profundas del suelo contaminando las napas freáticas, aunque también las aguas superficiales y el aire) y alto precio de venta en una ecuación que no cierra ni por el lado económico ni ecológico, trayendo todos los desastres naturales y sociales que estamos experimentando hoy en día”. Así, “los únicos ganadores -enfatiza Gramaglia- son los proveedores de insumos químicos: eso puede verse en el resultado del último Censo Nacional Agropecuario que arrojó datos sobre la gran cantidad de productores agropecuarios que se vieron obligados a dejar la actividad”. La contrapartida de ello, los récords en ganancias que las empresas “líderes” del agronegocio continúan arrojando, lo que les confiere un poder cada vez mayor para dictar políticas, promover funcionarios, etc.
Entre Todos y Todas: – ¿Por qué el INTA va contra César Gramaglia?
Van contra mí porque no estoy solo. Hay muchos profesionales en nuestra institución que nos hemos formado en agroecología -investigadores y técnicos especialistas como es mi caso-. Por otro lado también compañeras y compañeros que promovemos estas prácticas vinculadas con la agroecología desde diferentes ámbitos de la ciencia y la tecnología, como el CONICET, Universidades, etc. Sin embargo, en todos estos estamentos públicos estatales los grandes decisorios, aquellas personas que tienen “la sartén por el mango”, son funcionarios públicos que defienden los principios relacionadas con las “buenas prácticas agrícolas”: un agronegocio pintado de verde, responsable, regenerativo. Sin ir más lejos, en estos momentos el INTA esá redactando los proyectos que se implementarán los próximos 4 años, hasta 2027, y en la regional Córdoba del Instituto no se está diseñando ni un solo proyecto que tenga como eje central a la agroecología. Entonces, cuando hablamos, producimos y transferimos conocimientos no estamos parados solo sobre cuestiones técnico-legales, sino que el mar de fondo es socio-político.
ETyT: – El problema entonces es que ustedes están en condiciones de afectar los intereses de los grupos económicos concentrados ligados al agronegocio…
Existen muchos trabajos científicos que demuestran que el actual modelo hegemónico de producción basado en la utilización de productos químicos especializados en muy pocos cultivos ya no da para más. Se ha terminado con el 50 por ciento de la materia orgánica que poseía nuestro suelo, cuestión fundamental para procesos físicos, químicos y bológicos centrales para la capacidad productiva del sustrato. La agroecología nos brinda herramientas teconológicas probadas científica y empíricamente que nos permiten diseñar sistemas productivos con un mayor nivel de sustentabilidad no solo desde el punto de vista productivo sino también ambiental y social.
Además del desastre ecológico, el actual modelo expulsa a los habitantes de sus territorios: están vaciando los campos y eso tiene unas implicancias socioculturales realmente devastadoras. En ese marco, nuestra institución no puede hacer oídos sordos a la demanda de un sector de la producción y de la sociedad civil que están pidiendo ya un cambio de paradigma, antes que sea demasiado tarde..
La agroecología retoma los conocimientos ancestrales para trabajar en forma conjunta, desarrollando proyectos de investigación-acción participativas para que las familias se sientan parte de los proyectos, fortaleciendo el arraigo y el progreso de las comunidades de manera justa y equitativa.
ETyT: – ¿Cuál es hoy el gran desafío de la agroecología?
El gran desafío es seguir estudiando, formándonos, para dar respuestas positivas no ya a nivel de una chacra o finca, sino de regiones y comunidades sustentables, hablando no solo de quienes estén directamente vinculados con el mundo de la producción sino también entre quienes ocupamos el lugar de potenciales consumidores. Necesitamos seguir profundizando las redes intra INTA y extra INTA, con Universidades, institutos de investigación, asociaciones de productores, organismos sociales, comunitarios y políticos. Hoy se ha creado la Dirección Nacional de Agroecología, vamos por el Tercer Congreso de Agroecología que se realizará en El Bolsón, todos estos son espacios importantes de encuentro donde debatir y planificar otros escenarios posibles.
ETyT: – Con respecto a tu sumario, ¿cómo se dió?¿en qué instancia está?
El sumario administrativo se abrió a principios del 2020 y sigue abierto. Hace 15 días recibimos novedades de las actuaciones, pareciera ser que existen intenciones de suspenderme por 6 días y es poco probable que pueda darse marcha atrás. Sin embargo, hemos recibido un sinnúmero de apoyos de la ciudadanía, de instituciones, de equipos vinculados a la temática tanto a nivel nacional e internacional; organizaciones sociales, políticas, comunitarias, etc. Todas y todos coincidimos en lo mismo, en que es realmente excesiva esta sanción por palabras vertidas en un programa radial, máxime analizando mi trayectoria en la materia, mi defensa de esta forma de trabajar, los sólidos argumentos científico-técnicos blandidos. Incluso el expediente tiene notas firmadas por profesionales de la zona diciendo que a partir de mi intervención no se agravó ni se interfirió ni nada el manejo de la plaga de langostas. Es un acto disciplinador y de amedrentamiento a todas las luchas de quienes orientamos el modelo de producción de otra forma.. amedrentamiento que no es nuevo ya que, por parte del actual Director de INTA Córdoba, la persecución viene de hace tiempo : por ejemplo, no me permitieron viajar a Bolivia representando al INTA en un congreso de agroecología, no me permitieron ser docente en un cursos sobre agroecología organizado por el propio INTA, entre tantas otras.