“Si se trata de aniversarios de luchas, este tiene un sabor especial. El 19 y 20 de diciembre se cumplen 20 años del ‘estallido social’ que, si bien refleja una etapa de crisis política y social, para muchos sectores fue la puerta de entrada a la organización popular. Lejos de romantizar la crisis institucional y el descontento popular, el salir a la calle dejó sus huellas.
“Los medios hegemónicos de comunicación cubrieron los hechos desde el punto de vista del interés de la clase dominante, obviaron las experiencias de luchas y encubrieron a los responsables políticos y empresariales del robo al pueblo. No denunciaron las políticas neoliberales, hablaron de las muertes como consecuencia de “la crisis”, callaron la represión policial y cuidaron los intereses empresariales estigmatizando la pobreza y la protesta social.
“Ahora bien, la explosión de las cacerolas en plaza de mayo no fue puramente espontánea, ya que desde mediados de los años 90 crecía la organización popular con corte de rutas y asambleas. Muchos medios alternativos, comunitarios y populares nacieron al calor de las luchas del 19 y 20 del 2001, y es por eso que debemos repasar un poco de la historia.
“Las dos presidencias de Carlos Menem significaron una bisagra para la construcción de un modelo económico de país y fueron la continuidad del proyecto pensado por la dictadura. Las políticas de los 90 fueron la antesala de lo ocurrido el 19 y 20 de diciembre. La paridad 1 peso – 1 dólar permitió a los sectores medios y medios-altos el acceso a viajes al exterior y a un consumo inusitado hasta el momento. La contracara fue que este modelo se sostuvo triplicando el monto de la Deuda Externa.
“Mientras tanto, las privatizaciones de las empresas públicas implicaron el despido de gran cantidad de trabajadoras y trabajadores, donde el desempleo trepó a una cifra del 25 por ciento.
“Nuestro país tiene una larga historia de huelgas obreras y levantamientos populares, contra las políticas de ajuste. El plan menemista tuvo sus primeras resistencias en la lucha de los colectiveros, en los y las trabajadoras ferroviarios, telefónicos, y los y las estatales que protagonizaron los levantamientos de Chubut, Santiago del Estero y Jujuy. A pesar de las luchas y resistencias el ajuste, los despidos y el empobrecimiento se abrió paso.
“El movimiento piquetero arranca en 1996 con el primer Cutralcazo que inauguró la incipiente forma de lucha de los trabajadores y trabajadoras desocupadas, principalmente, de la privatizada YPF.
“El corte de ruta o piquete es la forma que encontraron los trabajadores y trabajadoras desocupadas para manifestar sus reclamos. Los primeros cortes de ruta se realizaron en Plaza Huincul y Cutral Co, dos de las ciudades petroleras de Neuquén más importantes de nuestro país, así como también, en Salta los ypefianos y el pueblo de Mosconi.
“De las luchas surgen las primeras represiones y consigo las pérdidas. Víctor Choque, un obrero de la construcción, es asesinado en Tierra del Fuego en el 95 durante una serie de manifestaciones tras una ola de despidos reprimidas por la policía provincial. Dos años después, el 12 de abril de 1997, Teresa Rodríguez, una empleada doméstica que cruzaba el puente que atraviesa la ruta 22 que une Neuquén con Río Negro para volver a su casa, recibe una bala de la policía que reprimía el corte de ruta y la mata.
“A partir de 1996 aparecen como consecuencia del desempleo, las organizaciones de trabajadores y trabajadoras desocupadas y los cortes de ruta. Reclaman comida y trabajo. En un país históricamente productor y exportador de comida, el reclamo de comida es la señal más perversa de las reglas del mercado que el menemismo instauró.
“El 17 de diciembre de 1999, apenas había asumido el gobierno de la Alianza, se desató una fuerte represión sobre el pueblo correntino, que reclamaba Dignidad sobre el Puente General Belgrano. La represión, ordenada por el entonces ministro del interior Federico Storani, mata a Francisco Escobar de 25 años y Mauro Ojeda de 29, y deja 38 heridos, 18 de ellos con arma de fuego.
“El reciente electo presidente Fernando de la Rúa dijo en un comunicado que leyó su vocero: “que haya muertos y heridos es un gran dolor para el país y para el presidente de la Nación” pero enfatizó la necesidad de “restablecer cuanto antes la paz social y el orden legal”.
“El lunes 15 de febrero de 1999 a las 4 de la mañana un incendio en la subestación de la empresa EDESUR deja sin luz a aproximadamente 150 mil usuaries. Son 10 los barrios afectados: Balvanera, Almagro, Monserrat, San Nicolás (microcentro), San Telmo, San Cristóbal, Boedo, Parque Patricios, Constitución y Puerto Madero. Se calcula que las pérdidas llegaron a 36 millones de pesos diarios. Personal de salud y comerciantes se ven afectades por el apagón, pero la empresa EDESUR no se responsabiliza por las pérdidas de les comerciantes porque no están contemplades en el contrato de concesión. Por la noche, se registran las primeras protestas de “vecines” en contra de la empresa proveedora de energía.
“El jueves 18 la sensación térmica llega a los 36º de temperatura, es el día más caluroso del año y aún se hallan sin luz 55 mil usuaries. Se registran nuevos cortes y varias protestas a lo largo de toda la jornada. Les manifestantes golpean cacerolas y cortan el tránsito. Las altas temperaturas se asemejan a lo que sucedía a nivel país con un pueblo en las calles sin servicios esenciales, sin plata en el bolsillo y cientos de hogares sin comida.
“El contexto fue haciendo que la derrota inicial de los 90 fuera poco a poco superada. La clase trabajadora fue rompiendo su aislamiento. Primero los levantamientos populares en las provincias. El movimiento estudiantil con su enfrentamiento a las leyes antieducativas en el 95. Luego el movimiento piquetero y, también, las luchas agrarias encabezadas por las mujeres junto con el crecimiento de sus encuentros nacionales. Nuevas organizaciones culturales, territoriales de base emergían en los barrios. Todo esto va dando la base a nuevas experiencias sociales entre las que se destacan las fábricas recuperadas con su esplendor en la experiencia de Zanón.
“Concéntricamente la protesta social iba de las provincias hacia la capital federal. Todo se fue centralizando durante el 2001 en los paros generales y las jornadas de lucha de 24, 48 y 72hs acordada entre sectores obreros y piqueteros donde se expresaban todos los sectores populares, en lucha contra Cavallo y su déficit cero.
“El gobierno es abandonado por el capital financiero que no presta más dólares y decide poner el corralito a principio de diciembre del 2001. Se redobla la protesta social se van forjando mayores niveles de unidad en la lucha, aunque sin proyecto político superador.
“La noche del 19 de diciembre de 2001, intentando contener las movilizaciones y el reclamo popular, el gobierno de Fernando de la Rúa decretó el estado de sitio. Tantos golpes de Estado en tan corta historia de nuestro país, nos había acostumbrado a que el estado de sitio era sinónimo de encierro. Por primera vez y contrariando esta costumbre ese 19 de diciembre de 2001, tras escuchar el anuncio por cadena nacional empezaron a sonar las ollas en los balcones y la gente comenzó a salir a las calles en las principales ciudades del país. Ya no era gente, era una pueblada.
“Durante las 48 horas de ese 19 y 20 de diciembre de 2001, se escuchan cacerolas, gritos, corridas y una fuerte represión policial en todo el país. Se escuchan más balas de los 39 asesinatos: 11 en la Provincia de Buenos, 10 en Santa Fe, 7 en la Ciudad de Buenos Aires, 3 en Entre Ríos, 3 en Córdoba, 2 en Corrientes, 1 en Tucumán y 1 en Río Negro. Se escucha el lamento de los miles de heridos. Se escucha el helicóptero: el presidente Fernando De la Rúa se escapa de la casa rosada por la puerta de atrás, la cobardía se hace carne. El helicóptero se convirtió en el símbolo de una Argentina que para ese entonces hacía rato que estaba acéfala.
“De la organización y las memorias, del nunca más y las asambleas, los medios comunitarios alternativos y populares hemos decidido nunca olvidar esta fecha y sus responsables. Por esto la RNMA te invita a revivir, de manera colectiva, lo sucedido a 20 años del estallido social. Vamos a repasar una parte de nuestra historia no solo para seguir denunciando, sino para recuperar la lucha y resistencia popular. Durante una semana vamos a estar reproduciendo videos, audios, imágenes para no olvidar, para no perdonar y para poder seguir construyendo organización popular”.