La seccional ATE Villa María recuerda hoy como un 15 de diciembre de 2017, cuatro años atrás y en el meridiano del gobierno macrista tras las elecciones de medio término que ganó entonces el frente neoliberal, 30 trabajadores y trabajadoras de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos se desayunaban con su despido.
La reacción de ATE fue inmediata, convocando a una asamblea en la puerta de nuestra sede sindical. Aquellos despidos iban acompañados por otros tantos en la Fábrica Militar de Río Tercero. Al lamento generalizado se sumó el recordatorio que la Vicepresidenta Gabriela Michetti había garantizado días antes en una visita a la ciudad que los puestos de trabajo “estaban garantizado”. Nada más falso.
Los despidos se disfrazaron bajo la figura de no renovación de contratos, pero fueron despedidos sin causa que sufrieron compañeras y compañeros con años de condiciones laborales precarizadas, donde el Estado había cometido un permanente fraude laboral ya que se trata de personal en situación de ser pasado a planta permanente. Dos testimonios impactaron en ese momento: un padre de familia con cuatro hijos, despedido con 15 años de antigüedad, y una compañera que atravesaba un tratamiento oncológico, también con muchos años de antigüedad en su cargo.
Por aquellos días, los dirigentes de ATE convocaron a movilizarse al Concejo Deliberante y se reunieron con el intendente, replicando la estrategia de resistencia que nuestra organización implementó en los ’90, cuando evitamos el cierre de las dos plantas de la DGFM en Córdoba: rodear al conflicto de apoyo social, político e institucional.
Al mismo tiempo, el secretario General de ATE Villa María, Fernando Mercado, anunciaba un paro general en el organismo: “mi padre trabajó en la fábrica, yo trabajo en la fábrica y le vamos a dejar la fábrica a nuestros hijos. Los dirigentes pasamos pero Fabricaciones Militares seguirá en Villa María, más allá de lo que quiera el gobierno”.
Hoy, a cuatro años de aquellos días de lucha y dignidad, con todos los y las compañeras reincorporadas en sus puestos de trabajo, dando cuenta que la coherencia y la lucha dan resultado, y habiendo logrado quebrar la política macrista de destrucción de la industria fabril para la defensa, a la espera que se reabra la Fabrica Militar de Azul, en la provincia de Buenos Aires, vale traer al presente aquella derrota inicial que ATE supo revertir y transformar en una victoria de la clase trabajadora.